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miércoles, 23 de noviembre de 2016

Els sons, les olors... la il·luminació d'alguna cançó

Els sons, les olors... la iluminació.
Els petits plaers de la vida.
Els més grans moments, millor.

L'entreveure la pujada
quan ja vares baixar sense temor.
El mirar-te als ulls i veure
que deslluernes brillantor.
El somriure quan et brilla
de nostàlgia més que dolor,
d'esperança i de fortuna
i de que afortunats siguem ambdós.
De pensar i de sentir
acabat amb -te,
amb gust de retrobar-nos en un reclam
o en un sol mot.
I que si no tenim res ni ningú,
volguem agafar-nos fort
per si de cas així fos.

De la llum, quan és penombra,
o de quan refà l'ambient a favor.
Aquella que il·lumina
més que l'espai, la pura acció.

Dels sons, els de la pluja al caure
quan llampega i cauen trons.
El de la cançó que embolcalla ment i pit
que entra i remena i dona peu a creació.
Com ara aquesta.

De les olors, la calma d'olorar la nostra,
que junta sigui tan humana
com sigué en temps d'amor;
els únics temps que romanen i que foren de debó.

Que escoltem encara el que ens hem dit
quan ens hem tingut aprop
que la veritat no és altra
que la de quan ens hem parlat piga a piga, cor enfront.

Que quan em miris ara t'enorgulleixis
dels sons, les olors i les llavors,
que deixar de banda ens són impossibles
i compartir, d'encertador.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Hablar de amor es hablar de algo más vital que vulnerable


Alguien se va, alguien desaparece, alguien se muere…. algo queda vacío y ese hueco nadie más es capaz de llenarlo. Es un vacío que únicamente puede alimentarse creando un nuevo espacio de amor dentro nuestro ser. La alegría, el placer o la satisfacción de un logro son estados bastante limitados dentro del tiempo, instantes pero, ¿no creéis que el amor perdura más durante el tiempo? A veces, siendo más o menos evidente a simple vista, por siempre. Amor vencido jamás se suplanta, a amor vencido se le ponen tiritas de distinto amor. Seguramente por eso todos acabamos necesitando amor (porque todos tenemos pérdidas y vacíos) y son tantas las canciones de amor, o dedicadas a este, que siguen suponiendo un recurso de creación en nuestras vidas, una fuente de inspiración constante y un refugio íntimo en muchos casos.
Y cuando hablo de pérdida de amor, hablo de la pérdida de cualquier forma de amor: llámesele de un ser querido, de un gato, de alguien que no conocías pero la presencia del cual te relajaba, de una parte de alguien a quien conoces y sigue vivo, o simplemente de empatizar con el dolor de alguno de tus seres-amor.
Es el amor la única energía capaz de movernos y de decidir sin necesidad de temer si estamos haciendo bien o mal, porque nunca estará tan mal aunque otros puedan creer que no está adecuadamente bien. Porque cuando algo o alguien es amor para nosotros, supone aquello que nos inspira, que nos motiva y que calma el dolor dentro de esos vacíos y carencias que tenemos... y eso es siempre de vital importancia. De la misma manera, solo cuando nosotros sentimos riqueza de amor en nuestro interior, somos capaces acompañar el duelo de otra persona. Cubrimos ese vacío vislumbrando otro camino distinto al sentimiento de apuñalamiento eterno.
Alguien se va, alguien desaparece, alguien se muere… y debemos asegurarnos de que, hasta entonces, le invitamos a conocer el hueco exacto que ocupaba en nosotros. Que por deprisa o por despacio que corran nuestras elecciones en la vida, todos merecemos saber qué espacios nos pertenecen o nos dedican y en qué espacios siempre podremos correr a protegernos con un abrazo, una palabra bonita, una mirada o varios besos. De la misma forma, todos merecemos comprobar que ese espacio ocupado dentro de nosotros pertenece a algo o a alguien que, lo utilice o ya no, le atribuye sentido.
Pese a lo básico que es el amor en nuestras vidas, a menudo nos acobarda hablar de amor. Y es que, el amor complace tanto como duele, las muestras de amor o distintas formas de expresarlo nos hacen transparentes. Se supone que eso es algo que todos decimos agradecer desvelar en otras personas y, paradójicamente, resulta que nos hace sentir vulnerables en un mundo de locos en el que parece sobrevivir más aquel que se muestra menos y aparenta ser un muro firme que aquel que abre su pecho en canal. Tras esta reflexión, probablemente todos pensamos que es un simple caparazón y que en el fondo solo es fuerte y sobrevive quien recibe amor. Y que, nos sintamos hoy más fuertes o más débiles, todos tenemos vacíos y carencias (y si lo dudáis, volved a leerlo con una canción de Leonard Cohen de fondo).
Por eso, si escogemos siempre dar, no debemos exigir menos que recibir. Y por todo lo que hemos querido y ha dejado un vacío irremplazable en nosotros, solo debemos dejar acceder a aquellos que, consciente o inconscientemente, estén dispuestos a ponerle esa tirita de bienestar mientras van creando su espacio al lado.


* Hoy se lo dedico a Rubén, quien sabe que aun en la distancia tiene un refugio de amor en mí siempre que lo necesite. Y a mis abuelos, a quien seguiré refugiando en la cercanía mientras pueda.