La vuelta de las
vacaciones o el fin del verano, según se tenga que trabajar o no, provoca
efectos devastadores. No voy a ser yo la que tire los primeros fuegos
artificiales, pero tampoco voy a ahogarme entre melancolía. Toca hacer una
valoración resumida y afrontar sin perder tiempo. Con calma pero sin pausa. Porque
todo el mundo odia septiembre pero yo creo que, es en septiembre, cuando
realmente empieza el año. Es un mes de oportunidades, ¿no? Un trance que se
alarga hasta octubre. Septiembre, de hecho, no tiene 30 días, sino que, hasta bien entrado octubre, podría ser un único
mes. Llamamos “volver a la rutina” a un inicio de ciclo ya que tendemos a
negativizar todo. Son días en los que no valen indecisiones o dudas: o empiezas
fuerte o la has cagado, o estás conmigo o empiezo sin ti, o tomas algún tipo de
decisión o estarás perdido como mínimo hasta, probablemente, después de
navidades. A coger el timón y escoger dirección.