Páginas

Translator

sábado, 30 de marzo de 2013

El borderío gratuito



Tengo bastantes cosas que reprochar a aquellas personas que han cogido por costumbre levantarse con el pie izquierdo y arrastrar esa actitud de forma impasible y machacante durante las siguientes 24 horas; alimentarla y sentir superioridad por tratar a los demás, como mínimo, como no merecen. A esas personas secas a quienes la vida les ha jodido en algún momento (como a todos) y se han estancado  en el inconformismo permanente y la negativa ante la duda. A aquellos quienes ven pesadez, ridiculez, agobio y conspiración donde hay buena fe y quienes, con una palabra, consiguen amargar un dulce a quien se lo está comiendo. Que os jodan. No, que no os jodan porque os estáis jodiendo. Y si, en un arrebato, no os agarráis a la mano tendida de algún ser que, en otro arrebato, trate de rescataros con “sus comportamientos ridículos”, lo siento, pero ya estáis jodidos.

No hay quien se salve de un mal día, un día de perros, incluso de una larga mala época. Exteriorizamos el malestar y eso se percibe, pero debemos evitar hacerlo con el mal rollo. Si tu burbuja está intoxicada, deja de agujerearla y permite que te oxigenen. Los años no vuelven, ¡los días no vuelven! Si te tratan mal, trata como consideres; si te tratan bien, trata bien. Es simple y probablemente la clave para salir del bucle en el que te metiste por culpa de comportamientos niñatos. 

Ser borde como forma de ser, puede parecer poderoso a corto plazo, sin duda cansado a plazo medio y, a plazo largo, aísla y puede hacer que acabemos todos en el pozo en soledad. La actitud es más de la mitad de nosotros mismos y más de tres cuartos de nuestro magnetismo.

lunes, 11 de marzo de 2013

El amor en palabras



Hay diversos tipos de amor y muchas formas de hacerlo notar. El amor demostrado con gestos es jodidamente perfecto bajo la percepción de quien lo recibe o desea recibirlo.  El amor expresado con palabras es necesario. Por mucho que nos pueda costar a veces expresarlo, en su justa medida lo es (y detrás de eso hay alguien deseoso por recibirlo).

Todos necesitamos que alguna vez nos digan cosas bonitas y nos revelen sentimientos que provocamos que quizás ni sospechemos. Todos somos menos importantes de lo que alguna vez nos hemos sentido pero también mucho más de lo que muchas veces nos han hecho sentir. Cada día estamos expuestos a recibir batacazos y desplantes, mierdas varias y maneras de pisarnos. Diariamente nos encontraremos con alguien que se tome nuestras muestras de cariño como niñerías o moñadas (personas que, obviamente, no han recibido todo el amor que algún día necesitaron o que no son de fiar). Vivido en primera persona todo se entiende mejor, vivido en tercera, todo se juzga más fácilmente. Pero creo que, si apreciamos, echamos de menos o queremos a alguien, tanto nosotros mismos merecemos compartirlo, como esa otra persona recibirlo. Guardarlo solo va a alargar distancias y decirlo solo va a hacer bien. Digamos que el sentido empieza donde hay más corazón que cabeza. Si es utópica la paz global, alimentemos al menos la personal y nos iremos a dormir un poco mejor y más alegres todos. Si alguien hoy nos ha herido, que otro alguien nos haya querido, por favor.

La experiencia, hasta ahora, me ha desvelado que guardarse para uno mismo los pensamientos y sentimientos putrefactos no hacen otra cosa que marchitar la magia entre dos personas. Pero, a la vez,  también me ha enseñado que detrás de algo malo, si hay algo bueno que aportar, debe ser lanzado con el doble de fuerza y de importancia, porque realmente la tiene. Paradójicamente, a veces ese pensamiento ha distanciado a algunas personas de mi vida... pero siempre acaban volviendo. Supongo que, al igual que lo malo, lo bueno, cuando es muy intenso, también puede llegar a asustar... pero no deja de ser bueno, y lo que hoy parece estar de más, mañana puede hacernos falta.

Qué vamos a hacerle, soy de las que piensan que los lazos de cariño son la vía de salvación a pequeña y gran escala. Y llamadme moñas hoy si queréis, pero fiaros de mí.