Vive, siente y piensa. Exprésate cuando quieras , en dirección de latido
a neurona, y no habrá de qué arrepentirse. Aparta los comportamientos que no
van contigo, mantén serena y libre de cargo la conciencia y ganarás en calidad
de vida. Hay que estar dispuesto y expuesto a que el mundo explote por donde
quiera y que, con él, estallen tantas palabras calladas cuando les apetezca. Preocúpate
de que lo que se cuele y cale en tu inconsciente sean tus preocupaciones e
ilusiones. Decide pero no te condenes a ir tras el dominio de las decisiones de otros. Siente esa tranquilidad de que no llevas el control de todo. Tómalo o no, pero piensa en lo que necesitas para sentirte a gusto y en calma. Es eso lo primero que
una persona debe aportarte para que la importancia atribuida a la causa cobre
sentido.
jueves, 29 de enero de 2015
Al carajo las suposiciones
jueves, 22 de enero de 2015
Chicos, no mordemos. ¿O sí?
Hay actitudes de
miedo, y nunca mejor dicho. El otro día, en una discoteca, tuve una conversación
corta pero interesante y en contexto. No solía ir mucho de discotecas porque se
habla poco y se caza mucho, pero la pura diversión como finalidad principal
incita a ello de vez en cuando. El caso es que, los chicos discotequeros, ahora también sienten y a veces viven la noche con más sensibilidad que soltura. ¿Por
qué? Por temor a nuestros mordiscos. Me explico.
El misterio ya
no se plantea tanto en si la chica accederá o no a ser besada al final de todo
el ritual de la conquista, sino en cómo puede llegar a responder a lo largo de
esa estrategia. Estamos las majas (modestia aparte) que van a divertirse como finalidad principal y, después, nos encontramos algunas variedades peligrosas. Por un lado está el modelo nº 1: La que accede antes incluso de
recibir algún tipo de alago, la que muerde, literalmente, y se tira a la
yugular a nada que te descuidas. En un principio, esto podría suponer una
facilidad para ellos pero, aunque parezca mentira, a ellos les gusta conquistar
y ganarse el trofeo. El otro modelo, el 2, es quizás cada vez más frecuente: El
de la arisca. Aquella a la que, tras un piropo responde con un borderío o que
rebosa prepotencia tras cada movimiento. Con la cara ligeramente inclinada
hacia arriba y seriedad fulminante, aprieta morritos en pose chulesca y
mantiene la mirada interesantemente interesada.
Me parece horrible que nos regalen los oídos para conseguir "mandanga", pero igual de feo es el juego de psicología inversa por intentar retener con tu
belleza todo eso que dices detestar, mientras maltratas esas mismas alabanzas con tu carácter. Que la conquista sea
como un juego no justifica que todas las formas valgan. Más humor y menos
humitos. Sí, nenas, sois las fieras de la pista, por partida doble, pero una
decepción para las relaciones humanas. En un contexto heterosexual, si acaban
bailando los hombres con los hombres, que no os extrañe.
martes, 13 de enero de 2015
Lista de con-tactos
Esa noche,
mientras hablábamos de comunicación y de distancias, T. hizo un comentario de
esos que quedan ahí pero que luego recuperas y reflexionas: “Cuantas más
facilidades y formas de estar en contacto tenemos, menos parece que nos
comunicamos.” No sé si se refería tanto al número de whatsapps, de mensajes o
de correos que podemos llegar a escribirnos entre nosotros, como a la calidad o
trascendencia de ellos. Sea como sea, en nuestro caso, desde ese día las
cervezas compartidas han ido en aumento y las miradas cómplices han dicho bastante más que los emoticonos
de corazones.
Cuando T. nos
dijo eso me dio por recordar cuando, hace unos años, solo tenía teléfono fijo
y correo postal y me las ingeniaba para conseguir que, en una llamada de 15
minutos o en una carta de 4 páginas, aquella otra persona que consideraba
importante, me conociese, expresando experiencias, anécdotas, pensamientos o
formas de sentir. Me parece genial que ahora tengamos muchos más medios para
hacerlo, es una pasada pero, teniendo tantas facilidades, ¿a veces no descuidamos
un poco algunas relaciones? Me refiero a que, como “nos tenemos ahí” y “ya te enviaré
un whats si necesito algo o ya me dirás algo”, quizás no siempre recordamos lo
suficiente que un buen motivo para comunicarnos puede ser el necesitarnos por
el simple placer de compartir. De saber yo de ti y tú de mí, de hoy por aquí y
mañana a la cara o, hoy en vez de un comentario, un mensaje. Porque me apetece seguir
sabiendo quién eres por encima de ser tan “perro”, que es algunas veces el
motivo.
Al final tenemos
listas de contactos llenas de personas con las que ya ni tenemos contacto,
contactos que creemos amigos a los que un día sí que conocimos pero a los que
realmente ahora desconocemos y personas con las que querríamos volver a hablar
al darnos cuenta de esto. Seguramente, hoy en día el ritmo de vida y la
capacidad para conocer gente haga inevitable que acabemos sabiendo de la vida
de algunos a quienes apreciamos a través
de redes sociales. Pero, sea con ellas o sin ellas de por medio, saber de la
vida de alguien que nos importa o capta nuestro interés, puede que requiera
algo más de compromiso que ver cuatro fotos y dar cuatro likes para saber que “estoy
ahí” y que “me importas”; sino, lo más interesante de esa vida se nos estará
pasando de largo. Se trata de evitar que un “Encantado de conocerte hoy” acabe siendo,
en casos que conservaríamos, un “Encantado de desconocerte a partir de este
mismo momento.”
miércoles, 7 de enero de 2015
Libertad de expresión
Una de esas cosas que encuentro admirables y
cautivadoras en las personas es el saber reírse de uno mismo. Creo que las malas intenciones son condenables, pero también aquellos que buscan excusas para encontrarlas y justificar sus venganzas. Aquellos que son
incapaces de hacer autocrítica o que se limitan a ver enemigos sin concebir
otras interpretaciones, son probablemente seres cargados de rabia por sus
propios complejos y debilidades, por sus propias dudas e impotencias. Los derechos
no se tocan y la libertad de expresión debería ser uno de ellos. Tanto como el respeto
a la misma, porque solo así podremos hacer respetable la nuestra. No debería confundirse opinión
con provocación o humor con burla. Si miráis alrededor en vuestro día a día, ¿no
os parece demasiado frecuente ese sentimiento de ataque al que se responde repetidamente con posturas a la defensiva? Qué intranquilidad. Ante diferencias ideológicas,
alternativas como la aceptación, girar la cara o demostrar lo contrario, pero basta a las imposiciones, a la manipulación o al "por mis huevos". ¿En qué momento nos da por olvidar sabios consejos como el famoso “Vive
y deja vivir”? Jamás será la violencia más poderosa que las palabras, solo más
devastadora. La violencia podrá aniquilarlo todo, incluso a la palabra, pero la
palabra sin respuesta será totalmente absurda, algo violento en sí mismo, y es con
algún tipo de respuesta cuando adquiere valor.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)