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domingo, 25 de junio de 2017

Hoy no suenan los tambores Sr. Bataka...

Tan apenas he hablado con nadie sobre tu ida, y es que nos has dejado sin palabras. Me sobra silencio para saber que a todos los que te conocíamos se nos ha roto el corazón al recibir la noticia. Una sensación de injusticia y de rabia es en estos momentos la protagonista. Dejas un vacío grande que solo el tiempo va a poder ir llenando con los recuerdos de todo lo compartido cuando seamos capaces de asumir que eso es todo, sin más aunque mucho más esperásemos, que la vida es así y que ahora estamos y que luego quizás no, que en cada despedida que nos decimos que nos veremos pronto, tan solo hacemos suposiciones y que en cada cumpleaños que nos felicitamos, debemos celebrar más los días que dejamos atrás que esperar a hacer en los siguientes

Hace menos de una semana te felicitaba y, seguramente, fue la felicitación más simple que podría haberte hecho. Pero no hicieron falta más de dos frases y cinco emoticonos para quedarnos a gusto y darnos cuenta de que contábamos el uno para el otro. Siempre ha sido así. Siempre nos hemos sentido cómodos y nosotros mismos cuando hemos estado juntos. Creo que siempre conectamos en bondad, en involucración, en interés por conocer, en cariño y hasta en situaciones que no comprendíamos. También conectamos en amor por el rock&roll, por la cerveza, por la percusión, por Fotolog, por "qe me aspen" y los tuyos, por tratar de hacer sentir bien y por Burbáguena. Hoy te aseguro que Burbáguena entera llora tu pérdida, porque eras un tipo excelente y todos lo sabíamos y todos hemos podido comprobarlo

Ahora celebro todas las sonrisas y los abrazos que te daba cada vez que nos veíamos de nuevo por allí. Ya no podremos volver a compartir ni fiestas ni esos tan buenos días previos y tranquilos, ni podrás llevarme a tu casa a enseñarme a cómo tocar la batería como disfrutábamos, ni podré repetirte lo suave que tenías la melena o que el calimocho te dejaba los labios manchados y te delataba. Tampoco volveremos a brindar ni a volver a casa juntos por la cuesta de la panadería, pararnos en la esquina en la que nos separábamos y seguir charlando hasta que te decía que estaba demasiado cansada como para poder evitar bostezarte una vez más.

Va a ser demasiado extraño no verte este verano y no poder compartir ni esas ni otras cosas contigo. Justo estoy intentando mentalizarme. Estoy intentando asimilar el golpe y todo me parece irreal. No paro de darle vueltas a lo importante que es la sensación de despedida en estos casos y esa es la intención con la que te escribo estas líneas. Lo demás quedará en el recuerdo, pero necesitaba "hablarte" una vez más. De aquí en adelante solo nos quedará cuidar de los tuyos en la medida de lo posible y asumir... Así parece que va la vida Sr. Bataka... 

Gracias por todos los momentos compartidos durante años y por hacer que tu presencia siempre sentase bien y que hiciese sentir mejor. Los míos y yo te querremos siempre, amigo.