Me da la sensación que desde nuestra infancia se nos educa destinados a ser una nueva pieza de un proceso parecido al de fabricación en serie. La mayor parte de la población está educada para seguir unas pautas sociales que parece ser que son la única vía directa al éxito en la vida. Si ya no eso, la clave para ser una persona digna, cuerda y de provecho. Pues vamos a dar un rodeo.
Partiendo de la obviedad de que "las pautas sociales" las ha tenido que crear y asumir la propia sociedad, y creyendo firmemente que soy una persona digna y cuerda (no tanto "de provecho" porque la dicha sociedad actual no me lo permite), voy a hablaros del gran lado oscuro de la frase "Con lo buena que eras de pequeña...". Es la típica frase que está preparada para tocar la fibra de personas que creen que, tener una visión más amplia y personal de las pautas con las que nos han educado, no está nada pero que nada bien y que nos asemeja más al diablo. Esa frase que algunas personas se atreven a soltar a la ligera cuando entran en desacuerdo contigo. Sin argumentos y sin pensarla mucho, la utilizan, como otras muchas, en su propia defensa, abusando del poder devastador que puede provocar en la personalidad del otro. Ese otro que tampoco la escucha con atención, solo la oye y se hace chiquito. Alguien que va a ser otra pieza de la sociedad que, a la larga o a la corta, probablemente acabe teniendo algún tipo de frustración anclada.
Haciendo un esfuerzo, puedo llegar a entender a las personas que sueltan perlas como esa por su boca. Otra común es la de "Muchos pajaritos en la cabeza tienes tú, eso es lo que tienes". Creo que hubo un día en el que ellos también quisieron escribir este texto y creérselo, pero alguien les dijo que por salirse un poco de las pautas eran unos rebeldes que acabarían muy mal. Entonces prefirieron seguir las indicaciones de "lo correcto" creyendo que realmente lo era. Ahora, se mueren de miedo porque las personas a las que ellos han educado para seguir su camino y tener un futuro próspero, eligen arriesgar un poco, si se le puede llamar así, decidiendo que tienen otras perspectivas o que sienten de otra manera. Porque... "¿Y si sale mal? ¿Y si no logra llegar a dónde quiere? Me apuntarán con el dedo y dirán que fui yo quién, con mi comportamiento y dándole alas, destiné ese futuro." Y así, una vez más, 'el que dirán' nos come. Creo en la individualidad de las personas. Al fin y al cabo las personas que acusan sobre vidas ajenas lo hacen por aburrimiento o por envidia y le damos una importancia exagerada, hasta el punto de llegar a 'hacer' o 'dejar de hacer' según a ellos les parezca.
Y está quedando precioso esto por escrito, pero quiero dejar constancia de que soy la primera que, en ocasiones, se ha visto afectada por esa constante infinidad de juicios paralelos. Igual que, de las pocas cosas de las que realmente me puedo arrepentir son de esas que no he hecho dominada por la maldita inseguridad que estos provocan a veces. A fin de cuentas, he sido educada sobre ciertas pautas, seguramente parecidas a las vuestras. Pero, sea como sea, yo sí que me estoy creyendo este texto y, planteármelo, ya hace que sea una "persona dudosamente encarrilada y con pajaritos en la cabeza" para muchos. Sin duda, mucho peor que cuando era pequeña, doy mucho más miedo.
La realidad, es que las típicas frases "correctas", a menudo se utilizan de forma incorrecta y sin tener en cuenta las consecuencias. Un ejemplo de ello es que hayan acabado estando en boca de todos en el día a día, tratándose como se tratan de reprimendas sin fundamentos. No somos peores que de pequeños por pensar de manera diferente a la de otra persona. Sea esa persona más o menos cercana y tenga nuestra misma edad o esté en otra etapa vital, no tiene ningún derecho a pretender hacer de nosotros un clon suyo en cuanto a personalidad. Ni los gustos, ni las percepciones, ni las experiencias vividas van a ser las mismas, y ¿qué somos sino eso?
Entendería que se me intentase encarrilar si tuviese excesivo morro o algún tipo de malicia, pero todo lo contrario. De pequeña la única violencia física y verbal que quería ver era la de Digimon. Era una niña de paz, amor y sonrisa. ¿Ahora? Ahora igual. Pero somos nuestra propia evolución y demasiado a menudo asusta que cada uno, por nosotros mismos, llegue un momento en el que seamos capaces de tomar nuestras propias decisiones. Más que nada porque, inevitablemente, vamos a provocar discrepancias. Intentamos reprimirnos unos a otros por algo que todos deberíamos acabar haciendo: dentro de un marco de convivencia, ser y comportarnos como nosotros deseamos. Creo que eso sucede cuando escuchamos más a nuestro corazón y no tanto a frases envenenadas. Y también creo que, universalmente hablando, eso es más puro y, por tanto, positivo. Si nos centrásemos en ello, la pieza fundamental y que más debería preocuparnos en cuanto a educación tendría que ser el respeto, esa es la clave del éxito en sociedad, lo demás sería pura vida.
No sé si alguien llegará a darme la oportunidad de ejercer como maestra, ni sé si seré madre o si me rodearé de muchos niños a lo largo del resto de mi vida, pero tengo claro que quiero aportar valores para que sean piezas aladas, con opciones y sin reprimendas. Y ya no solo a niños. Porque al final, lo que a la gente le hace perder la ilusión o lo que hace que se frustre, es no haber sido como ellos decidieron un día que les hubiese gustado ser. Nacimos para vivir y viviendo moriremos. Quizás mejor aprender pegándose un tortazo que desaprender con lo que otras personas crean mejor para ti... Aunque parezca lo más correcto, ya se sabe que no siempre lo correcto es lo mejor. Por suerte, aun quedan frases sabias.