¿Qué necesidades tenéis? Necesidades, no cosas que os gustaría tener o hacer. Éxito en el estudio, en el trabajo, una buena economía, independizarnos, mantener buenas relaciones, encontrar el amor, permitirnos una escapada, comprarnos nuestro objeto-ilusión... todo eso son objetivos. Pero no, no me refiero a eso. Me refiero a que, a menudo, nos centramos en adquisiciones superficiales comparadas con la necesidad básica para conseguir todo lo demás: encontrar la paz interior. Puede parecer evidente que sin una base no puede construirse todo lo demás, pero no conozco a muchas personas que parezcan darle tanta o más importancia a esa base que a todo lo que hay por encima y que anhelan construir. Me da la sensación de que la base resulta, a veces, tan obvia y a la vez tan invariable que se pasa por alto el trabajo sobre ella. Y obvio sería que considerásemos que ese es uno de los mayores errores.
Voy a aprovechar este domingo espiritualmente gratificante para intentar expresar la importancia que tiene la retroinspección de nosotros mismos antes de marcarnos un objetivo, ponernos un reto o proponernos un cambio en algún sentido. La misma importancia que tiene a la hora de resolver un conflicto, evitar un trato injusto o perdernos entre ilusión e ilusión. Lo interior como principal, lo exterior como subordinado a ello y, como esencial, buscar cierto equilibrio vital que, aun siendo utópico, no deberíamos permitirnos el lujo de dejar de perseguir. Creo que es una de las pocas claves efectivas que puedo encontrarle al bienestar de uno mismo. Y cabe recordar que, un bienestar personal, siempre va a provocar una mayor sintonía con todo lo que nos rodea (a parte de envidia, claro).
Hoy lo hablaba con una chica que he conocido y que hace reiki. Le contaba que, a veces, yo también meditaba aunque nunca hubiese aprendido a hacerlo de una manera concreta, simplemente empecé por casualidad un día que sentí la necesidad de deshacerme de algo que me hacía sentir mal. Ella me explicaba la importancia de que hubiese encontrado una manera personal (que casualmente resulta que no distaba tanto del reiki) ya que cada uno debe ser el que se preocupe por encontrar, al final, la forma más útil bajo sus necesidades y circunstancias. Meditar, en este caso, podía suponer un alto de unos minutos en el camino para encontrar el punto en el que nos perdimos, en el que nos quedamos estancados o que queríamos retomar, pero buscando la mayor calma mental posible.
Hay personas que constantemente intentan amenazar el bienestar ajeno, la mayoría de veces porque sienten que ellas son incapaces de alcanzarlo. ¿Incapacidad o descuido? Partiendo de ahí, construyen un bucle de ansiedad en su interior que les hace olvidar el principal punto de partida a sus problemas: su propio malestar e inconformismo. Está claro que convivir con energías negativas a nuestro alrededor es más que irritable y que, soportar según qué circunstancias, desgasta. Es algo a lo que probablemente debamos habituarnos en según qué sociedades (y quizás cada vez más), haciendo que nos afecte el mínimo posible. Por eso es tan importante buscar momentos en los que la soledad deje de perturbarnos y hacernos sentir invisibles, pasando a esos en los que pueda sernos útil y aportarnos justo lo necesario para convivir con todo lo demás.
Soy consciente de que este es un texto superficial, ya que cada uno es el único responsable de encontrar las herramientas para conocer sus puntos fuertes y sus debilidades, sus necesidades y el excremento del que quiere deshacerse, sus limitaciones y sus objetivos. Los consejos están a pie de calle y pueden resultarnos útiles, pero las soluciones y lo que aprendamos de cada paso en falso, solo podemos encontrarlo nosotros mismos. Preocuparnos por mantenernos sanos, emocionalmente hablando, es el mayor favor que podemos hacernos. Por ello, ya bien sea meditando, llevando a cabo alguna actividad, aislándonos en lugares secretos o cerrando los ojos, sin más... todos deberíamos buscar esos instantes, más en soledad que en conjunto, que nos ayuden a vivir con, al menos, cierta armonía personal (lo que no es poco).