Estoy muy contenta y no
puedo disimularlo, ni siquiera atenuarlo… y tampoco tengo por qué. Esta vez, la
novedad, se ha colado en mi vida prácticamente de imprevisto. Voy, día tras día,
descubriendo más y más y está siendo una experiencia increíble. Hacer radio,
para mí, es uno de esos sueños que la gente tiene, que ven hipotéticos y que,
un día, porque seguramente así tuviese que ser, se hacen realidad. Ilusiones
que estás acostumbrada a ver en tercera persona y que, un día, te toca a ti
cumplir. Quien me conoce bastante, sabe que hace mucho tiempo que soñaba con
los medios de comunicación. Ni afán de protagonismo, ni nada de eso que se
presupone malintencionadamente cuando alguien quiere trabajar en alguno de
estos sectores… simplemente ganas de entretener, compartir y aportar. Y es que,
probablemente, sea esa mi verdadera vocación, vaya o no a tener un hueco en
ello en un futuro. Llevaba la espina clavada de hacer algo así y, para
consolarme, solía pensar: “Todo en su debido momento…”. Ahora sé que no
eran palabras dichas del todo en vano, ya que parece que ese momento ha
llegado. Cuando algo que deseamos mucho, sale bien, se genera una energía
dentro de nosotros mismos que, inevitablemente, se desprende alrededor. Algunos
de los que nos rodean, intentan sacar el lado positivo a ello y, otros,
despotrican por las espaldas. Pero es que eso, ocurra o no ocurra algo extraordinario
en nuestras vidas, va a seguir pasando, así que mejor que sea haciendo lo que nos
llena. Por eso, también sé que, aquellos que me quieran, aprecien o sepan cómo
soy, al final van a estar a mi lado en esta experiencia que me hace feliz, por
eso mismo. Y por supuesto, yo quiero compartirla con ellos.
¿Qué tiene la radio que la
haga especial? Yo creo que es realidad y magia a la vez. Por una parte, lo expliqué
en el primer programa que hice en mi vida (el junio pasado), la radio nos
permite crear a través de la imaginación. Oír, pero no ver, da pie a un doble
juego: el de quien la crea y el de quien la escucha. Todo puede estar
desarrollándose de manera distinta a aquello que el oyente imagina y eso
depende de dos parámetros: la actitud del programa y la actitud con la que se
reciba. El mensaje que se desea transmitir, al final es claro y bastante directo,
pero la radio permite esa libertad para crear una atmósfera personal en base al
estado anímico, a las necesidades y a la creatividad del receptor. Entonces, en
esa misma línea, puede decirse también que es un medio que crea un espacio
íntimo. Es cierto, ¿cuántas veces, por ejemplo, nos hemos sentido más
acompañados en el coche con la radio puesta? O mientras nos duchamos o antes de
irnos a dormir o, en definitiva, en cualquier momento en el que nos apetece cierta
compañía. La radio es un medio cercano aun en la distancia. Esto, a veces, también
va un poco ligado al juego de voces que se da. ¿Cuántas cosas es capaz de idear
una voz? La radio te da la oportunidad de percibir, construir, reflexionar e,
incluso, sentir, a través de unas palabras dichas de una manera determinada. Y
todo ello, dejándonos llevar por pensamientos, opiniones o, al fin y al cabo,
esencias personales. Porque una voz, no solo habla hacia afuera, sino que, la
mayoría de veces, también transmite un interior y, eso, cautiva.
El llegar a “Sants-Montjuïc Ràdio”, en cuestión de poco
tiempo ha aportado a mi vida ilusiones y oportunidades que, en este momento,
necesitaba. El iniciarme en esta emisora permitió, a la vez, que contactase de
manera directa con el periódico “La Marina”, llevando de alguna manera, mi
afición por la escritura, al mundo profesional. Es una manera distinta de tratar
las palabras y de expresar y, eso, también lo hace un reto interesante. Es una
sensación de jugar a ser periodista sin considerarlo meramente un juego ya que,
para mí, significa algo más. Así es como, de repente, me he convertido en
locutora de radio y redactora en un periódico llegando, incluso, a descubrir
aspectos más técnicos. ¿Quién me lo iba a decir? Pues así es cómo, también, más
allá de eso y de lo “guay” que pueda sonar, mis ganas por superarme y por aprender,
cada día van en aumento. Se trata de algo que, sin duda alguna, hace que, gente
que ama esta profesión, a partir del contacto directo y del ánimo, e incluso
desde cierta libertad, llegue a amarla aun más… y creo que hay pocas cosas tan
satisfactorias.
¿Sabéis qué pasa? Que
poder trabajar de algo que disfrutas es un placer pero, si lo haces con un
equipo de gente que te acoge e integra en esa, por qué no, “familia radiofónica”
y, en general, de los medios de comunicación, y todo en cuestión de segundos, a
cambio de nada, se convierte en una gozada. La implicación, la pasión, la
motivación y el deseo, son parte del día a día y es algo que se respira en la
emisora. Es más, el día que no tienes programa o ninguna tarea que desempeñar,
llegas a echarlo de menos. No hay precio que pueda pagar el momento en el que
tu trabajo se ve recompensado y valorado con palabras o muestras y, eso, en el
poco tiempo que llevo de momento, me lo he encontrado y es lo que me ha
empujado a no abandonar y a exprimir lo máximo posible de mí dentro de ese
contexto. Las ganas de empaparte de todo, de conocer, de participar y de
compartir con el resto de personas que tienen en común contigo esa misma
pasión, son una constante. Que tengas alguna duda, la consultes y, seguidamente
alguien te la resuelva cercana y humildemente… Que cuenten contigo para
colaboraciones, propuestas y opiniones… En definitiva, que cuenten contigo de
forma más o menos directa, pero que llegue a hacerte sentir calidez, es muestra
de que te rodeas de un gran equipo humano. Y eso se contagia, facilita la
conexión desde un primer momento y hace que, juntos, sigamos tirando adelante
con este pequeño pero tan gran proyecto a la vez.
Por todo ello, quiero
aprovechar este escrito para agradecer a todo el equipo de “Sants-Montjuïc
Ràdio” y del periódico “La Marina” que, actualmente, estén llenando mi saco de
felicidad. Podría ir nombrando uno por uno a aquellas personas
que han tenido algún gesto amable, de valoración o de
agradecimiento hacia mí, pero creo que este mensaje les llegará igual y que, lo
que nos queda por aportarnos, aun puede ser más interesante si cabe. Sí que
quiero dar las gracias, con nombres, a las personas que hicieron posible mi
primer contacto con el equipo y que, de alguna forma permitieron que
descubriese todo lo demás: A Kekio, porque un día hablando y, casi por
casualidad, fue quién me facilitó la entrada y me animó a que formase parte de
esto. Y, a Juan Marín, por ser el primero que confió en mí, por intuición, para
estrenarme co-presentando su programa. A parte de ellos, como he dicho, es un
agradecimiento genérico para todos a los que os he ido conociendo y que
desempeñáis alguna función dentro de esta casa (porque así es como me hacéis
sentir) y que me habéis abierto las puertas sin inconvenientes, con total
respeto y haciéndome sentir una más. Si en el tiempo que llevo, ya he vivido
tantas cosas y siento todo esto, estoy deseosa por ver lo que podemos llegar a
ser, a hacer y a compartir a partir de ahora y en el tiempo que nos queda.
Lo que, aparentemente, es "guay", no siempre decepciona cuando lo conoces. Si le das la oportunidad necesaria, a veces cautiva.