A veces las tenemos a tiro de piedra,
frente a nuestras narices y, sin embargo, no las vemos. ¿Ceguera? ¿Despiste?
¿Irresponsabilidad? ¿Miedo? Nuestro compromiso personal es intentar sentirnos
felices y satisfechos el mayor tiempo posible, teniendo en cuenta que no somos
inmortales y que, de las infinitas opciones, hagamos lo que hagamos viviremos
una. Seguramente por eso, lo más importante que podemos hacer es apostar por aquellas cosas que creemos que pueden
hacernos sentir bien. Nos equivocaremos o no, pero ¿nos arrepentiremos? Cuando
era pequeña, mi abuelo solía jugar a la lotería. Yo siempre rechazaba que lo
hiciese porque le veía más pérdida que ganancia. En este caso, nunca le tocó y
dejó de hacerlo cuando vio que no le compensaba, pero lo cierto es que arriesgó
durante tiempo por aquello que creyó que podía hacerle rico. Estaba despistado.
La ilusión podría entenderse como la antesala o el inicio de la felicidad. Los sentimientos insatisfechos siempre invierten en ilusión esperando que detrás llegue el sentimiento feliz. Para alcanzarlo, hay personas que apuestan. Apuestan mucho y, a veces, tantas cosas materiales que se quedan solo con su corazón, algo desilusionado. Hay que saber desatarse, como mi abuelo, cuando la apuesta no compensa. Hay gente que gana y gente que pierde fortunas en sus apuestas, y el tipo de apuesta depende del tipo de riqueza que se desee encontrar. Hay apuestas en las que, con lo que se puede ganar, no hay tanto que perder. Pasa, sobre todo, cuando te centras en la riqueza inmaterial. Hay personas que, por ejemplo, invierten sus mayores ilusiones en otras personas. Apuestan por menos valor, pero no con menos valor. Tan o más arriesgados, invierten en experiencias y momentos. A veces, algunas personas suponen una ruina pero, otras, sin duda pueden convertirse en nuestras grandes hazañas. ¿Qué te apuestas?
La ilusión podría entenderse como la antesala o el inicio de la felicidad. Los sentimientos insatisfechos siempre invierten en ilusión esperando que detrás llegue el sentimiento feliz. Para alcanzarlo, hay personas que apuestan. Apuestan mucho y, a veces, tantas cosas materiales que se quedan solo con su corazón, algo desilusionado. Hay que saber desatarse, como mi abuelo, cuando la apuesta no compensa. Hay gente que gana y gente que pierde fortunas en sus apuestas, y el tipo de apuesta depende del tipo de riqueza que se desee encontrar. Hay apuestas en las que, con lo que se puede ganar, no hay tanto que perder. Pasa, sobre todo, cuando te centras en la riqueza inmaterial. Hay personas que, por ejemplo, invierten sus mayores ilusiones en otras personas. Apuestan por menos valor, pero no con menos valor. Tan o más arriesgados, invierten en experiencias y momentos. A veces, algunas personas suponen una ruina pero, otras, sin duda pueden convertirse en nuestras grandes hazañas. ¿Qué te apuestas?